El parásito de la malaria normalmente se transmite a las personas a través de mosquitos que pertenecen al género Anopheles. En casos raros, una persona puede contraer malaria a través de sangre contaminada. La malaria también puede transmitirse de la madre al feto antes o durante el parto (malaria "congénita"). Debido a que el parásito de la malaria se encuentra en los glóbulos rojos, la malaria también puede transmitirse a través de transfusiones de sangre, trasplantes de órganos o el uso compartido de agujas o jeringas contaminadas con sangre.
Por lo general, las personas contraen malaria al ser picadas por un mosquito hembra infeccioso Anopheles. Sólo los mosquitos Anopheles pueden transmitir la malaria y deben haber sido infectados a través de una ingesta previa de sangre extraída de una persona infectada.
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