Las nuevas estrategias para el control de la malaria están haciendo hincapié en la "gestión integrada de vectores". Este enfoque refuerza los vínculos entre la salud y el medio ambiente, optimizando los beneficios para ambos. La gestión integrada de vectores es un campo dinámico y aún en evolución. Las estrategias de MIV están diseñadas para lograr el mayor beneficio en el control de enfermedades de la manera más rentable, minimizando al mismo tiempo los impactos negativos en los ecosistemas y los efectos secundarios adversos en la salud pública.
Las medidas de control de la malaria se utilizan para contener las epidemias de malaria, prevenir la muerte y la discapacidad (mortalidad y morbilidad) y reducir las pérdidas socioeconómicas. Esas medidas incluyen: el diagnóstico y tratamiento tempranos del paludismo; reducir el número de personas infectadas; y controlar el insecto vector.