Es una pérdida abrupta de la función renal que se desarrolla dentro de los 7 días. Generalmente ocurre debido a un daño al tejido renal causado por una disminución del flujo sanguíneo renal (isquemia renal) por cualquier causa (por ejemplo, presión arterial baja), exposición a sustancias nocivas para el riñón, un proceso inflamatorio en el riñón o una obstrucción del tracto urinario que impide el flujo de orina.