Sanae Ezzaki, Failal N. Mtioui, S. Elkhayat, G. Medkouri, Zamd Benghanem y Ramdani B
Las enfermedades linfoproliferativas abordan una de las complicaciones potencialmente mortales del trasplante de órganos. Enmarcando un grupo o multiplicaciones linfoides heterogéneas por su presentación clínica y puntos de vista histológicos, que van desde la hiperplasia plasmática receptiva hasta la aparición de linfomas nocivos. La presencia de estas patologías es de alrededor del 1% en pacientes con trasplante renal. Las enfermedades linfoproliferativas abordan una de las complicaciones potencialmente mortales del trasplante de órganos. Enmarcando un grupo o multiplicaciones linfoides heterogéneas por su presentación clínica y puntos de vista histológicos, que van desde la hiperplasia plasmática receptiva hasta la aparición de linfomas nocivos. La presencia de estas patologías es de alrededor del 1% en pacientes con trasplante renal. Materiales y métodos: Reportamos 3 casos de pacientes con trasplante renal, que presentaron enfermedades linfoproliferativas posteriores al trasplante renal. El objetivo de nuestro trabajo es ilustrar las presentaciones clínicas, paraclínicas, terapéuticas y de desarrollo. Resultados: Se trata de tres pacientes con trasplante renal, una mujer y dos hombres, de 49, 21 y 65 años de edad, respectivamente. El riñón reubicado en la paciente femenina procedía de un donante con muerte cerebral y en los otros dos pacientes de donantes vivos familiares. La conclusión de la enfermedad linfoproliferativa en la paciente femenina se analizó después de un ataque hematológico, lo que motivó el reconocimiento de un mielograma que confirmó un mieloma de cadenas ligeras. En los otros dos pacientes masculinos, que presentaban una enfermedad tumoral, se realizó una biopsia en estos dos pacientes que reveló células grandes de linfoma B asociadas con una PCR positiva para EBV. El tiempo promedio entre el trasplante y el hallazgo fue de entre 1,5 años y 15 años. Determinación: El desarrollo de una enfermedad linfoproliferativa constituye un momento decisivo transformador que socava la expectativa crítica de los pacientes y las funciones del sistema. Aumenta las tasas de mortalidad y los beneficios de la diálisis. La resistencia de los pacientes ha mejorado en los últimos tiempos mediante medidas profilácticas y restaurativas (reducción de inmunosupresores).
Los trastornos linfoproliferativos posoperatorios (PTLD, por sus siglas en inglés) son una complicación grave relacionada con la intensidad de la inmunosupresión posoperatoria. El papel de la infección por Epstein-Barr (VEB) en el desarrollo de PTLD está comprobado; sin embargo, la mejora de PTLD en pacientes negativos al VEB no es significativa. El paso fundamental en el manejo de PTLD es reducir la carga inmunosupresora. Los médicos de trasplantes deben estar atentos a la posibilidad de este inconveniente, especialmente en pacientes con antecedentes de exposición a la inmunosupresión durante el tratamiento de la enfermedad renal crónica. Es esencial un alto nivel de sospecha para una conclusión oportuna. Las opciones terapéuticas incluyen rituximab, quimioterapia, antivirales, tratamiento de asentimiento y cirugía. Se trata de tres pacientes con trasplante renal, una mujer y dos hombres, de 49, 21 y 65 años, respectivamente. El riñón reubicado en la paciente femenina provenía de un donante de muerte cerebral y en los otros dos pacientes de donantes vivos familiares.
El análisis de la enfermedad linfoproliferativa en el paciente femenino se analizó después de un ataque hematológico, persuadiendo el reconocimiento de un mielograma que confirmó un mieloma de cadenas ligeras. Para los otros 2 pacientes masculinos, que presentaron un trastorno tumoral, una biopsia realizada en estos 2 pacientes reveló células grandes de linfoma B relacionadas con n PCR EBV positiva. El tiempo promedio entre el trasplante y el final fue entre 1,5 años y 15 años. Para el paciente femenino, recibió un tratamiento de quimioterapia a base de dexametasona, ciclofosfamida y talidomida. La evolución se caracterizó por el beneficio de la hemodiálisis y posterior fallecimiento del paciente tras complicaciones infecciosas. Para el paciente de 21 años, se benefició del tratamiento de quimioterapia R·-CHOP con una reducción clínico-radiológica y una mejoría de la función renal. En el paciente de 65 años se inició un tratamiento basado en rituximab con inmunosupresión disminuida. La evolución se caracterizó por la muerte del paciente. Las infecciones linfoproliferativas post trasplante renal se diferencian de las del sujeto inmunocompetente por su naturaleza viroactiva (VEB), su confinamiento extraganglionar constante, la posibilidad de daño cerebral y su respuesta previsible a una disminución del tratamiento inmunosupresor. La aparición de una enfermedad linfoproliferativa establece un momento decisivo transformador que socava la expectativa esencial de los pacientes y las funciones del sistema. Aumenta las tasas de mortalidad y los beneficios de la diálisis. La supervivencia del paciente se ha mejorado recientemente mediante medidas profilácticas (evitar la contaminación por VEB en pacientes seronegativos) y correctivas (reducción de inmunosupresores).
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