Simone van de Sande-Lee y Licio A Velloso
La obesidad es un importante problema de salud pública. El exceso de adiposidad refleja un desequilibrio entre la ingesta de alimentos y el gasto energético, resultado de interacciones complejas entre factores genéticos y ambientales. En animales y humanos, el control de la homeostasis energética lo realiza el Sistema Nervioso Central (SNC) a través de conexiones neuroendocrinas, en las que las hormonas periféricas circulantes como la leptina y la insulina proporcionan una señal a las neuronas especializadas del hipotálamo que refleja las reservas de grasa corporal e induce respuestas apropiadas para mantener la estabilidad de estas reservas. La obesidad se asocia comúnmente con una resistencia central a las acciones tanto de la leptina como de la insulina. En animales de experimentación, las dietas ricas en grasas pueden inducir un proceso inflamatorio en el hipotálamo, que altera las vías de señalización intracelular de la leptina y la insulina y da lugar a hiperfagia, disminución del gasto energético y, en última instancia, obesidad. Evidencias recientes, obtenidas a partir de estudios de neuroimagen y análisis de marcadores inflamatorios en el líquido cefalorraquídeo de sujetos obesos, sugieren que también pueden encontrarse alteraciones similares en humanos. En esta revisión, presentamos brevemente los mecanismos involucrados en el deterioro del control homeostático del equilibrio energético en modelos animales de obesidad y la evidencia actual de disfunción hipotalámica en humanos obesos.
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