Elena V Fuior, Violeta G Trusca, Corina Roman y Anca V Gafencu
La aterosclerosis, una de las principales causas de mortalidad en las sociedades desarrolladas, ha sido objeto de diversas estrategias terapéuticas, que han evolucionado en respuesta a la compleja etiología y evolución de la enfermedad. Muchas enzimas están asociadas con la aterosclerosis, ya sea en la corriente principal de la biosíntesis y el transporte de lípidos o en las vías colaterales e interconectadas del estrés oxidativo, la inflamación, la remodelación vascular o la estabilidad de la cromatina, y por ello se revisado en este artículo. La exploración de las enzimas ha dado lugar a importantes avances. En un principio, estaban las estatinas, derivadas de inhibidores de la hidroximetilglutaril CoA (HMG-CoA) reductasa, que actualmente se utilizan ampliamente para reducir los niveles de lípidos. En el otro extremo, los inhibidores de la proproteína convertasa subtilisina/kexina tipo 9 (PCSK9) descubierta recientemente están a la espera de su validación en ensayos clínicos con grandes esperanzas para el futuro. Entre medios, se pueden encontrar algunos paliativos, como la aspirina, un inhibidor de la ciclooxigenasa (COX), pero también muchos candidatos invalidados. Se analizan los datos farmacológicos clásicos y los enfoques más nuevos, como los knockouts genéticos en modelos de aterosclerosis murina, con el fin de apreciar la participación de una enzima particular en la aterogénesis. Sin embargo, la búsqueda de un fármaco eficaz ha sido larga y, en muchos casos, decepcionante. Se pueden extraer conclusiones de la revisión de los éxitos y los fracasos, en la búsqueda de lo mejor.
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