El control de la contaminación se refiere al control de las emisiones al aire, los efluentes al agua y al suelo. Sin control de la contaminación, los desechos generados por las actividades humanas se acumularán o degradarán el medio ambiente.
El control de la contaminación no significa renunciar a las actividades humanas existentes, sino reordenarlas para garantizar que sus efectos negativos no superen sus ventajas.
Las prácticas de control de la contaminación incluyen el reciclaje y la reutilización, la minimización y mitigación de residuos, etc.