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Revista de medicina deportiva y estudios de dopaje

Estabilidad objetiva de la rodilla y fuerza muscular isocinética del muslo después de la reconstrucción del ligamento cruzado anterior: un estudio de seguimiento aleatorizado de seis meses

Abstract

Matjaz Sajovic y Simona Pavlic Zaloznik

Objetivo: Los injertos más frecuentemente utilizados para la reconstrucción intraarticular del ligamento cruzado anterior (LCA) son los autoinjertos de tendón rotuliano (PT) o de tendones semitendinoso y gracilis dobles (STG). Todavía existen controversias sobre la selección de injertos para la reconstrucción primaria del LCA.

Métodos: Se realizó un estudio prospectivo y aleatorizado en 57 pacientes que se sometieron a una reconstrucción del ligamento cruzado anterior (LCA) asistida por artroscopia entre enero de 2010 y febrero de 2011. En 29 pacientes la reconstrucción del LCA se realizó con autoinjerto de tendón de isquiotibiales (grupo STG), y en 28 pacientes la reconstrucción del LCA se realizó con autoinjerto de tendón rotuliano (grupo PT). A los 6 meses de seguimiento, todos los pacientes habían realizado mediciones isocinéticas de la fuerza de los músculos extensores y flexores y del KT-1000.

Resultados: A los 6 meses de la cirugía, encontramos un torque pico isocinético promedio significativamente menor en el cuádriceps en el grupo PT en comparación con el grupo STG a una velocidad angular de 60°/s. Sin embargo, al mismo tiempo no encontramos diferencia significativa en la potencia de los músculos flexores al comparar ambos grupos. La diferencia máxima manual de lado a lado del artrómetro KT-1000 fue de 1,7 ± 1,7 mm para el grupo PT y de 1,9 ± 1,6 mm para el grupo STG (P=0,398). No se encontró correlación significativa entre la estabilidad objetiva de la rodilla (mediciones KT-1000) y la fuerza isocinética de los músculos del muslo (extensores, rho de Spearman=0,057, P=0,671; flexores, rho de Spearman=0,094, P=0,489).

Conclusiones: Tanto los autoinjertos de tendón de la corva como los de tendón rotuliano proporcionaron una buena estabilidad objetiva a los 6 meses después de la cirugía. Además, independientemente del injerto utilizado, un porcentaje considerable de pacientes siguen teniendo déficit de fuerza. En nuestra opinión, la pierna reconstruida con ligamento cruzado anterior debería tener un 85 % o más de recuperación de la fuerza de la pierna normal como uno de los criterios antes de volver a realizar actividades deportivas completas. Nos intrigó especialmente descubrir que solo la mitad de los atletas competitivos lograron este objetivo a los 6 meses después de la cirugía.

Descargo de responsabilidad: este resumen se tradujo utilizando herramientas de inteligencia artificial y aún no ha sido revisado ni verificado

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