Albená Nunes Silva
El ejercicio intenso es un estrés fisiológico capaz de inducir daño en el grupo muscular ejercitado. Como consecuencia de esta microlesión inducida por el ejercicio, hay un aumento en la interacción de los leucocitos (neutrófilos y monocitos/macrófagos) con las células endoteliales musculares y su transmigración al tejido muscular esquelético. Los mecanismos que impulsan esta respuesta fisiológica no se conocen, pero el daño muscular inducido por el ejercicio puede estar asociado con una inflamación local que implica la acumulación de leucocitos en el tejido muscular dañado. Hallazgos recientes importantes muestran que esta infiltración de leucocitos juega un papel importante en el proceso de remodelación del músculo esquelético al activar la angiogénesis y las vías hipertróficas dentro del tejido muscular esquelético. Hay algunas especulaciones que sugieren que este proceso inflamatorio debería ser controlado por medicamentos antiinflamatorios en los atletas para acelerar el tiempo de recuperación. Las investigaciones de la literatura en este campo hasta el momento no ofrecen un cuerpo suficiente de evidencia que confirme la necesidad de la administración de un medicamento antiinflamatorio para controlar la inflamación inducida por el ejercicio. Por otra parte, la administración de medicamentos antiinflamatorios como complemento a la dieta podría inhibir vías importantes de respuestas adaptativas de los tejidos y bloquear los beneficios del ejercicio para el tejido muscular esquelético.
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