La hipertensión o presión arterial alta es peligrosa porque puede provocar accidentes cerebrovasculares, ataques cardíacos, insuficiencia cardíaca o enfermedades renales. El objetivo del tratamiento de la hipertensión es reducir la presión arterial alta y proteger del daño órganos importantes, como el cerebro, el corazón y los riñones. El tratamiento implica cambios en el estilo de vida y fármacos, incluidos diuréticos, betabloqueantes, inhibidores de la ECA, bloqueadores de los receptores de angiotensina II y bloqueadores de los canales de Ca.