Mucha gente piensa que tener un anestésico consiste simplemente en una aguja, que el anestesista inyecta para hacerte 'dormir'; después de esto el anestesista te deja y tú 'despiertas' cuando termina la operación. De hecho, además de cuidarlo constantemente durante la anestesia, su anestesista le receta bastantes medicamentos, generalmente entre tres y quince, todos por diferentes motivos.