Boris A. Zelle, Antonio J. Webb y Gregg W. Bean
Aproximadamente entre el 1 y el 2 % de las fracturas de tibia se asocian a luxaciones traumáticas de la articulación tibioperonea proximal. El patrón de lesión asociado suele ser el resultado de una lesión grave de alta energía. Establecer el diagnóstico de una luxación tibioperonea proximal suele complicarse por la presentación clínica y radiográfica bastante sutil de esta lesión. Se debe considerar la realización de tomografías computarizadas de la rodilla para una evaluación adecuada. El tratamiento quirúrgico debe consistir en la fijación adecuada de la fractura de tibia seguida de una reducción abierta y fijación interna de la articulación tibioperonea proximal luxada. Existen múltiples opciones de fijación, que incluyen tornillos, alambres de Kirschner y suturas.
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