Shweta Dubey y Ankita Garg
El cáncer es un grupo heterogéneo de enfermedades en las que el crecimiento anormal de células con potencial para invadir otras partes del cuerpo toma el control de la homeostasis normal y se vuelve fatal si no se trata a tiempo y correctamente. Hay más de 100 tipos de cáncer caracterizados hasta ahora y muchos aún por identificar. La Organización Mundial de la Salud estima que en 2012 hubo 4 millones de nuevos casos de cáncer en todo el mundo y 8,2 millones de muertes relacionadas con esta enfermedad. Entre las diversas opciones de tratamiento disponibles para el cáncer, la inmunoterapia ofrece un enfoque que se centra en mejorar o incluso inducir una respuesta inmunitaria antitumoral. La inducción o mejora de la respuesta inmunitaria antitumoral es un desafío formidable en el cáncer porque las células tumorales utilizan múltiples estrategias de evasión inmunitaria y evitan ser detectadas o eliminadas por las células inmunitarias. Los puntos de control inmunitarios se refieren a una red de vías de señalización estimuladoras o inhibidoras en el sistema inmunitario que son fundamentales para mantener la autotolerancia, limitar el daño tisular y modular la calidad de la respuesta inmunitaria. Existen pruebas sustanciales de que la regulación positiva de las moléculas de señalización inhibidoras (CTLA-4, PD-1) por parte de las células tumorales subvierte la activación de las células Tefectoras específicas de antígenos tumorales. Por lo tanto, el bloqueo de las vías de señalización inhibidoras puede ser una forma potencial de revitalizar una respuesta inmunitaria agotada en los tumores. Con este enfoque, se ha demostrado que los anticuerpos dirigidos contra CTLA-4 y PD-1 tienen un beneficio terapéutico aceptable en modelos preclínicos y pacientes con cáncer. En esta revisión se analizarán los puntos de control inmunitario importantes que se han identificado como críticos para suprimir la inmunidad antitumoral y que se han explotado como dianas farmacológicas.
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