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Oclusión parcial de la aorta con balón endovascular de reanimación en zona II en el tratamiento de traumatismos múltiples con lesión abdominal y pélvica combinada

Abstract

Emiliano Gamberini, Nicola Fabbri, Andrea Taioli, Costanza Martino, Marco Barozzi, Marcello Bisulli, Emanuele Russo, Vittorio Albarello y Vanni Agnoletti

Introducción: La oclusión endovascular con balón de la aorta como medida de reanimación se ha utilizado en diversos entornos clínicos para elevar la presión arterial en situaciones de shock, incluso si la evidencia es débil y no existen indicaciones claras.

Presentación del caso: Reportamos un caso de shock hemorrágico traumático en el cual se utilizó esta técnica de manera inusual, tratando un sangrado abdominal arterial obvio asociado con sospecha de sangrado arterial pélvico, en un Centro de Trauma donde no se dispone de una suite híbrida angiográfica-quirúrgica. Un hombre de 35 años estuvo involucrado en un accidente de tránsito dentro de 2 camiones. Fue transportado al Centro de Trauma Mayor de un Sistema Integrado de Trauma donde la laparotomía de emergencia confirmó una ruptura hepática masiva y se obtuvo un control del sangrado mediante un gran taponamiento abdominal. El equipo de trauma decidió considerar la oclusión endovascular con balón de reanimación de la aorta, colocando un balón desinflado en la zona III para eventualmente manejar una hemorragia arterial pélvica, mientras se realizaba una bolsa de Bogotá. De repente, se observó un nuevo sangrado arterial abdominal a través de la bolsa de Bogotá. Debido a que la maniobra de Pringle se consideró demasiado difícil en este caso debido a la lesión del hilio hepático, el balón se movió cranealmente con el objetivo de alcanzar la zona I. El desplazamiento de la vaina introductora se produjo en este momento, y el balón se infló solo parcialmente en la zona II, generalmente considerada demasiado peligrosa, e inmediatamente se obtuvo la presión arterial sistólica objetivo de 90 mmHg. Luego fue posible transferir al paciente a la sala de radiología intervencionista y se realizó la embolización del sangrado activo por la arteria hepática derecha y la rama de la arteria mesentérica superior, que no se detectó durante la primera laparotomía. El balón se desinfló definitivamente después de 50 minutos. El paciente fue dado de alta del hospital 113 días después, completamente recuperado con un programa de rehabilitación motora de larga duración.

Discusión: La oclusión endovascular con balón de reanimación de la aorta en zona II parcial en este caso particular permitió superar errores de procedimiento sin complicaciones mayores y con un buen resultado clínico.

Conclusión: El manejo juicioso del tiempo y la cantidad de inflado de REBOA, junto con una estrategia de control de daños contemporánea multidisciplinaria con un liderazgo de equipo claro y efectivo, es la clave para resucitar eficazmente a pacientes con shock por trauma múltiple.

Descargo de responsabilidad: este resumen se tradujo utilizando herramientas de inteligencia artificial y aún no ha sido revisado ni verificado

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