Hernando Rafael y Gabriel Polo
Antecedentes: Desde 1986 por el trabajo de Goldsmith, sabemos que colocando tejido omental sobre la médula espinal lesionada, podemos provocar mejoría neurológica.
Caso clínico: Una niña de 4 años recibió una herida de bala en agosto de 2010, en la médula cervical superior, que fue seguida inmediatamente por tetraplejia. Pérdida del automatismo respiratorio y fue conectada a un ventilador. Las exploraciones de resonancia magnética preoperatorias revelaron un infarto isquémico severo en C2-C3. En julio de 2011, recibió un trasplante de epiplón. Durante la cirugía encontramos abundante tejido cicatricial en la médula cervical entre C2 y C3, un pequeño quiste intramedular en el lado izquierdo, reducción de los vasos sanguíneos y el 70 por ciento de la médula cervical hipotrofiada. Sobre esta médula cervical residual se colocó un segmento de epiplón. Dos días después de la cirugía, comenzó con automatismo respiratorio y movimiento voluntario de hombros y miembros derechos. Podía ponerse de pie y caminar con ayuda de dispositivos ortopédicos desde los 4 meses posteriores a la cirugía. Actualmente, a 4 años de la cirugía, presenta control parcial de esfínteres y mejoría motora en un 40 por ciento. Durante la evolución postoperatoria recibe rehabilitación y estimulación eléctrica en la médula cervical.
Conclusiones: Estos resultados indican que las neuronas y axones isquémicos en la médula cervical traumatizada pueden mejorar si se revascularizan con tejido omental.
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