David Godwin Talbert
La hipótesis del síndrome del bebé sacudido supone que el cerebro puede deslizarse en el cráneo, pero las trabéculas (tiras delgadas de tejido reforzado con colágeno que se unen a través del espacio subaracnoideo) parecen impedirlo. Son tan delgadas que son indetectables por los sistemas de imágenes de ultrasonido o resonancia magnética. Los pediatras en la década de 1970 desconocían su existencia. La hipótesis del síndrome del bebé sacudido las ignora. El propósito de este estudio fue investigar si la omisión de las estructuras trabeculares de la hipótesis del síndrome del bebé sacudido habría hecho alguna diferencia en la validez legal de los casos basados ??en ella. Cuando se creó el concepto del síndrome del bebé sacudido en la década de 1970, se creía que había una capa de líquido entre la duramadre y la aracnoides (un "espacio subdural") que permitía que la corteza cerebral se deslizara. La microscopía electrónica ha demostrado desde entonces que el espacio subdural no existe. La microscopía electrónica ha mostrado una “telaraña” de tejido (trabéculas) que une la aracnoides y la piamadre. En el modelo del “bebé sacudido” no hay espacio subaracnoideo, por lo que no se consideran trabéculas subaracnoideas. Las fibras de colágeno dentro de estas trabéculas subaracnoideas son continuas con haces de colágeno en el aspecto interno de la aracnoides y con haces de colágeno en el espacio subpial, “cosiendo” eficazmente las membranas de la piamadre y la aracnoides. Mediante la implantación de marcadores radiopacos en cabezas de cadáveres y el uso de grabadoras de rayos X de alta velocidad, los investigadores de accidentes de tráfico establecieron que el cerebro fresco es suavemente elástico. Bajo el impacto, varias regiones se mueven sobre diferentes lugares a diferentes velocidades. Esta costura trabecular hace que la superficie de la corteza cerebral siga de cerca el movimiento del cráneo. La corteza no puede deslizarse, se deforma reversiblemente para absorber los movimientos. Por lo tanto, las venas puente no se pueden tensar como se suponía en la década de 1970 y la hipótesis del síndrome del bebé sacudido no es válida.
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