Annu Babu, Amulya Rattan, Piyush Ranjan, Subodh Kumar y Amit Gupta
El quilotórax se presenta con mayor frecuencia después de una cirugía torácica; el traumatismo torácico cerrado es una causa poco frecuente de quilotórax. Una mujer de 50 años se presentó en nuestro departamento de urgencias con antecedentes de traumatismo por accidente de tráfico. En la evaluación primaria, los parámetros vitales eran normales y tenía una laceración del puente nasal y el labio, con fracturas de los huesos nasales y del antebrazo derecho. La tomografía computarizada confirmó la fractura del hueso nasal, la apófisis espinosa de la vértebra D4 y el radio bilateral. La reparación de la laceración del labio junto con la reducción abierta y fijación interna (RAFI) para los radios bilaterales y la fractura del hueso nasal se realizaron de manera urgente. Se permitió a la paciente comer por vía oral después de 6 horas y la recuperación pareció transcurrir sin incidentes. Sin embargo, la paciente comenzó a quejarse de pesadez en el pecho con dificultad para respirar el segundo día después de la operación. En la evaluación por ecografía de tórax y TC se realizó un diagnóstico radiológico de hidrotórax traumático con linfangiectasias mediastínicas y retroperitoneales. Los drenajes intercostales colocados bilateralmente mostraron quilotórax. El paciente no recibió alimentos por vía oral y se le administró nutrición parenteral, suplementos de micronutrientes y analgesia adecuada. Se inició terapia antibiótica empírica. El gasto del drenaje intercostal y los niveles de lípidos del contenido disminuyeron con este régimen; se inició gradualmente una dieta enteral restringida en grasas con triglicéridos de cadena media y se le permitió al paciente recibir alimentos por vía oral a partir del día 6. El drenaje torácico se retiró el día 11 y el paciente fue dado de alta el día 12.
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