Nadine Watters, Ronald Ruff y Christina Weyer Jamora
Este estudio de caso explora si una persona puede sufrir un trastorno de estrés postraumático (TEPT) después de presenciar una lesión grave en su mascota. Mientras paseaba a su perro, un hombre de 62 años fue atropellado por un automóvil y, mientras estaba tendido en la carretera, quedó emocionalmente traumatizado por la grave lesión sufrida por su mascota. Aunque el Sr. SD sufrió una breve laguna en la memoria como resultado del golpe en la cabeza, presentó pocos o ningún residuo cognitivo de la lesión cerebral traumática leve. En cambio, experimentó predominantemente flashbacks significativos de su perro herido, hipervigilancia, evitación del lugar de la lesión y de salir de su casa, y miedo de que su perro volviera a lesionarse, entre otros síntomas. El estudio de caso se analiza en relación con los criterios de diagnóstico del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, cuarta edición (DSM-IV-TR) para el TEPT. Actualmente, el DSM-IV-TR limita los criterios A de diagnóstico del TEPT a las personas únicamente, y utiliza un requisito específico de que la lesión traumática se produzca en el “yo” o en “otros” (American Psychiatric Association, 2000) [1]. Este estudio de caso desafía los criterios actuales y justifica una ampliación de los criterios A del TEPT para incluir eventos estresantes adicionales, como la pérdida de una mascota.
Comparte este artículo