Panagiotis Artemiadis
Las interfaces cerebro-máquina (BMI, por sus siglas en inglés) han sido uno de los campos científicos más influyentes y disruptivos de las últimas décadas. Los dispositivos robóticos protésicos o operados a distancia que se controlan mediante señales cerebrales han pasado de ser ciencia ficción a ser realidad. Los avances en la tecnología de electrodos de registro y en los algoritmos de aprendizaje automático y decodificación de señales fueron fundamentales para la realización de esos sistemas. La segunda década del siglo XXI trae consigo nuevos desafíos que se encuentran en ambas fronteras; en primer lugar, se buscan avances en neurociencia mediante el mapeo de alta resolución del cerebro para una mejor comprensión de su función y de los procesos de toma de decisiones. En las fronteras de la robótica, el desafío de que el ser humano controle muchos robots simultáneamente es de suma importancia para aplicaciones que abarcan desde la industria y el entretenimiento hasta la respuesta a desastres y el ámbito militar. Como el paradigma de enjambre, que se inspira en el comportamiento de enjambres naturales como las bandadas de pájaros y los bancos de peces, ofrece innumerables ventajas a un equipo de robots, la forma en que los humanos interactúan y controlan un enjambre robótico crea nuevas vías de investigación. Este artículo resume los desarrollos recientes y los métodos novedosos para las interfaces cerebro-enjambre y plantea desafíos para los futuros investigadores.
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