Claudia Lai
Una encuesta de prevalencia puntual entre 125 pacientes en dos unidades de un centro de rehabilitación mostró que la tasa de restricción física era del 12,8% (n=16). La encuesta examinó el motivo o los motivos para el uso de la restricción, si se había explicado su uso, se había obtenido y documentado el consentimiento, si la restricción se había aplicado adecuadamente y se había controlado a los pacientes durante el período en que se aplicó la restricción, y si se habían intentado alternativas. Curiosamente, se descubrió que a seis pacientes se les habían retirado las restricciones antes o después de la encuesta. Se utilizó una forma de restricción ligeramente menos restrictiva, guantes de boxeo, para siete pacientes en lugar de soportes para las extremidades. Tres pacientes permanecieron sujetos. Los resultados de este estudio revelaron que había margen de mejora en la práctica de las restricciones y que las medidas para reducir el uso de restricciones no eran necesariamente muy costosas. La aplicación de restricciones físicas es contraproducente para la atención de rehabilitación. Las enfermeras y otras disciplinas sanitarias deben estar mejor informadas sobre los programas de reducción de restricciones.
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