Anton A van Niekerk
Es de suma importancia que se adopten políticas públicas sensatas y prudentes para la introducción y gestión de la investigación, las tecnologías y las terapias genéticas en los países del continente africano. El autor coincide con Buchanan et al. cuando afirman que “no es prudente considerar la ética de la genética sólo a nivel individual. Lo que importa no es simplemente la ética del científico, el médico o el consejero individual, sino las cuestiones más amplias de justicia, de las reivindicaciones de libertad y de protección contra el daño, y de nuestras obligaciones hacia las generaciones futuras”. Por lo tanto, lo importante es el desarrollo de una “política pública e institucional sobre genética” (ibíd.) que se adopte en función de las necesidades, en concreto, de los pueblos de África. El autor esboza tres de esas cuestiones e indica algunos aspectos morales que acompañan a su comprensión, así como los desafíos que plantean. Las tres cuestiones son: (i) los tipos de tecnologías genéticas que son apropiadas para las necesidades africanas, (ii) las lecciones sobre políticas de salud pública que se pueden aprender de la apropiación de la experiencia científica por parte de los responsables de las políticas (especialmente sudafricanos), (iii) las preocupaciones sobre el consentimiento informado de los pacientes y la competencia de los profesionales de la salud para administrar remedios genéticos apropiados en las sociedades africanas.
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