Shinji Tanishima, Satoru Fukata, Hiroyuki Ishi, Yasuo Morio, Toshiyuki Dokai y Akihiko Nishihara
Se presenta el caso de una mujer de 81 años con parálisis bilateral subaguda de piernas debido a congestión venosa de la médula espinal causada por una fístula arteriovenosa en la primera vértebra lumbar que se fracturó previamente.
Diagnosticamos su infarto espinal únicamente mediante resonancia magnética. Al principio se recuperó de la parálisis de la pierna, por lo que esperamos y observamos sus síntomas. Pero después de eso, la parálisis de la pierna se repitió con un intervalo corto y gradualmente su parálisis empeoró y se convirtió en parálisis completa. Realizamos una angiografía espinal selectiva y descubrimos una fístula arteriovenosa en la primera vértebra lumbar fracturada previamente.
Estimamos que la fractura vertebral podría producir una fístula arteriovenosa en el cuerpo vertebral y esta fístula provocaría congestión venosa en la médula espinal.
Los infartos venosos de la médula espinal debidos a congestión venosa con malformación del cuerpo vertebral lumbar son muy raros, por lo que demoramos el diagnóstico y este retraso provocó déficits neurológicos permanentes.
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