Arvind Ashta
Desde hace algún tiempo, he estado estudiando el derecho y el desarrollo empresarial. He observado que, en general, la relación entre la regulación y el desarrollo empresarial ha sido conservadora. En primer lugar, a las empresas no les gustan los cambios rápidos en las leyes hasta que pueden estudiar el efecto que la nueva ley tendría en sus negocios. En segundo lugar, la ausencia de legislación permite la experimentación, pero puede ser arriesgada. En tercer lugar, la falta de una legislación adecuada también puede actuar como freno a la difusión de la innovación, ya que los empresarios temen los vacíos regulatorios. En cuarto lugar, si una innovación crea cambios sociales adversos y estrés, la regulación defensiva puede crear o destruir industrias. Para el empresario desprevenido, esto es como un cisne negro o un evento de alto impacto y baja probabilidad. En quinto lugar, en lugar de esperar a que el legislador tome una medida tan drástica, a las empresas les conviene crear una imagen de equidad y transparencia. Por lo tanto, en general, las empresas y los responsables de las políticas son conservadores.
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