Er-Rachiq Issam, Boubsir Rajaa, Jatik badr, Mchachi Adil, Benhmidoune Laila, Chakib Abderrahim, Rachid Rayad, Elbelhadji Mohamed, Nassid Meryem, Amnezoui Naima y Bousfiha Ahmed Aziz
Objetivo y Propósito: Informar de un nuevo caso de herpes zóster en un paciente pediátrico inmunocompetente. Informe del caso: Niño de 6 años previamente sano, cuya historia clínica no reveló vacunación anterior contra VZV, pero sí varicela materna durante el embarazo. Consulta en nuestro Departamento de Emergencias por una erupción cutánea vesicular difusa, que cubría particularmente la frente izquierda, visión borrosa, fotofobia y cefalea izquierda. El examen clínico reveló una temperatura subfebril (38,5 °C), una capa gruesa de costras necrosantes que cubrían la frente izquierda, un párpado superior, vesículas y pústulas con una base eritematosa en el cigoma izquierdo que se extendía al canto lateral izquierdo, un edema palpebral bilateral, particularmente en el izquierdo y el signo de Hutchinson, un predictor de inflamación ocular y denervación sensorial corneal. La mejor agudeza visual fue 10/10 en el ojo derecho y 7/10 en el izquierdo. El examen con lámpara de hendidura detectó en el ojo izquierdo una hiperemia conjuntival con una queratitis epitelial pseudodendrítica, una tinción difusa con fluoresceína del epitelio corneal y secreciones. El ojo derecho era normal. Las investigaciones de laboratorio revelaron leucocitos en 5,1 × 103 células/μL, las pruebas inmunológicas básicas (inmunoglobulinas; niveles de C3 y C4) fueron normales y la serología del VIH fue negativa. Se realizó un diagnóstico clínico de herpes zóster y el paciente comenzó a recibir Aciclovir intravenoso (10 mg/kg/dosis cada 8 horas) asociado a Ganciclovir tópico, solución lavaojos, antibiótico tópico, gotas lubricantes para los ojos y ungüentos dermatológicos diariamente durante 1 semana. La evolución estuvo marcada por una remisión completa sin secuelas. Discusión y conclusión: La peculiaridad de nuestra observación es la aparición de herpes zóster en un niño inmunocompetente, sin noción de varicela previa y la localización oftálmica que sigue siendo una forma rara en niños. Los médicos deben estar atentos en la evaluación de las lesiones vesiculares en niños incluso sin exposición conocida a la varicela.
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