Jiang Kewei*
El intestino humano está habitado por billones de microorganismos, conocidos colectivamente como la microbiota intestinal. Este complejo ecosistema está formado por bacterias, virus, hongos y otros microorganismos. La evidencia emergente sugiere que la composición y la funcionalidad de la microbiota intestinal desempeñan un papel fundamental en el desarrollo y la progresión de la ECV. Este artículo explora los mecanismos a través de los cuales la microbiota intestinal influye en la ECV y analiza las posibles implicaciones terapéuticas. La inflamación crónica es un sello distintivo de muchas ECV, incluida la aterosclerosis. La microbiota intestinal ejerce una profunda influencia en el sistema inmunológico del huésped, modulando las respuestas inflamatorias. La disbiosis, un desequilibrio en la composición de la microbiota intestinal, puede promover un estado proinflamatorio a través de varios mecanismos. Ciertas bacterias intestinales pueden producir LPS, una potente molécula proinflamatoria. Una sobreabundancia de LPS en el intestino puede provocar un aumento de la inflamación sistémica, lo que contribuye al riesgo de ECV.
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