Gabriela Adriana Marinescu* y Erwah AL Nablsi
En la actualidad, la sociedad se enfrenta a un aumento constante del nivel de estrés , la diversidad y la complejidad de las actividades diarias. Las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares han aumentado de forma alarmante, poniendo en riesgo la vida de las personas. Las personas se enfrentan a la inseguridad y, lamentablemente, enferman a edades tempranas. Además, la gran mayoría de la población mundial tiene un estilo de vida sedentario que aumenta el riesgo de sufrir graves problemas de salud. El accidente cerebrovascular se ha convertido en un importante problema de salud pública, con casi 16 millones de casos nuevos en todo el mundo anualmente. También se considera una carga para las economías nacionales y una verdadera tragedia para los pacientes y sus familias; por lo tanto, prevenir su aparición es de gran importancia. Cambiar el comportamiento de una persona en relación con un estilo de vida saludable puede reducir el riesgo de accidente cerebrovascular y sus alteraciones. El objetivo de esta investigación es demostrar que la actividad física constante y sistematizada tiene un papel importante en la disminución de los factores de riesgo modificables de accidente cerebrovascular para los pacientes que tienen antecedentes de ataque isquémico transitorio. Esto puede cambiar su comportamiento hacia el ejercicio a uno proactivo. El estudio se realizó en Bucarest, en un pequeño grupo de 10 sujetos y duró 6 meses. Los resultados fueron positivos y nos animan a ampliar la investigación a grupos más amplios de sujetos.
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